He tenido el placer y el honor de disfrutar de tu compañía durante 15 años.
Hemos crecido juntos, cada uno a su ritmo, pero juntos, aprendiendo el uno del otro.
Tu fuiste un espíritu libre, feliz, tan solo limitado por las barreras del tiempo, que ahora superaste, pudiendo volar y encontrar tu camino al fin.
He estado hasta el último momento a tu lado, como se que tu lo hubieras estado al mío, nunca me habrías abandonado, ni yo a ti.
Diría que es duro seguir sin ti, pero se que sigues a mi lado, aunque no pueda verte. Te echo de menos, pero se que te llevo dentro de mí y que no estaré solo nunca.
Ese lazo inquebrantable que nos une no desparecerá, se que al otro lado nos volveremos a ver.
Tu tan solo espérame, a mi aún me queda mucho por vivir y por ser feliz, en tu honor. Llorar no me enseñó otra cosa que a ser más fuerte, y hoy, lo soy más que nunca.
Jamás te olvidaré, HERMANO.
Trasto.
Gracias.
